Hace unos minutos aburrido totalmente contaba monedas viejas que me encontré en una caja del ropero de mi abuela, aclaro que no tuve que pedirle que abriera el ropero y me mostrara cosas maravillosas y la merga, su ropero carece de sistema de seguridad alguno y a veces cuando estoy aburrido busco y vuelvo a buscar hasta que encuentro algo que me llame la atención.
Cuando era niño mero enfrente de la iglesia vi unos muñecos que ame, y ahorre mis domingos y las monedas que sacaba de los sillones y los cambios que no devolvía para comprármelos y por fin me los compre, cosa que hizo de ese domingo creo que el domingo que recuerdo y aun sonrío, peroooo!!! ese mismo domingo el pendejo del Amiel estaba jugando en el tanque, y el pendejo del Amiel no se fijo y al pendejo del Amiel se le fueron sus muñecos al fondo y el pendejo del Amiel creyó cuando su abuela le dijo que los sacarían a la mañana siguiente por que ella no podía meter las manos al agua y no estaba mi tío y la chingada.
Mañana siguiente, el pendejo del Amiel corre al tanque del agua a revisar si sus juguetes aun existían, y oh destino cruel, asqueroso y miserable... No había ni una chingada!!! de plano, nada, ni sus pistolas de polecias rudos y malotes, ni sus botitas ni nada, absofoquinlutli nada!!.
Varios años después, muchos diría yo, como les contaba al principio de la entrada, hurgaba en el closet de mi abuela, y vi a mis pendejos muñecos, allí, nuevecitos en una bolsa de plástico del super mercado "blanco", condenados a una vida de miseria enclaustrados en el aroma a alcanforina de todo ropero de anciano.
Como es de suponerse me encabrone, y exclame varios improperios, maldije a mi abuela y a mi estupidez, también a mi memoria por apartarse de algo tan importante como mis pendejos juguetes, pero espere, acomode las cosas, cerré el closet y me dispuse a dormir.
A la mañana siguiente me desperté aun iracundo pero decidido a decirle a mi abuela que sabia lo que había pasado, y reclamaría justicia ($), me di un baño y cada una de las burbujas que salieron cuando apachurre la botella de champú me hablaron de venganza, cada vez que me tallaba la espalda lo hacia con mas fuerza que la vez anterior a esa, so, para cuando salí de bañarme, estaba francamente encabronado, me dirigí a mi abuela y le conté acerca de mi descubrimiento, ella como era de suponerse, fingió demencia.
No podía creer que a pesar de que podía comprobarle lo que le estaba diciendo ella estuviera tan tranquila, entonces la agarre del brazo y le pedí que fuera conmigo a mi recamara, que viera con sus propios ojos lo que le estaba diciendo, así que hicimos lo propio, salimos de la cocina, atravesamos el pasillo con desesperación (al menos de mi parte) y llegamos frente al ropero, la prisión de unos juguetes a los que les privaron de la oportunidad de divertirme y a mi de amarlos mil.
Abrí el ropero, quite las cosas que me apartaban de donde los había visto y no mames!!! en serio que no mames!! No había nada, de verdad nada, como aquella mañana en que desaparecieron del fondo del tanque, como las evidencias de los asesinatos de Kennedy y de Colosio, o de los crímenes de Yunes, nada, no había nada.
Mi abuela obviamente dijo que estaba pendejo y que no tenia por que estar revisando su closet, acto seguido me pregunto si quería huevos o enfrijoladas para desayunar.
Hace rato que estaba contando las monedas que encontré en el ropero pensé que quizás solo soñé que había escondido a los muñecos, o quizás mi abuela se dio cuenta de que lo abrí y cambio los muñecos de lugar, y como no quiero quedarme con la duda, estoy contando las monedas de nuevo, las esconderé en uno de mis cajones, y si mañana por la mañana me mienta la madre por tomar sus monedas viejas, sabre que no soñé con mis juguetes y que aun están en algún lugar en la casa, esperando por ser descubiertos.
"La única diferencia entre un optimista y un pesimista, es que el pesimista
esta bien informado"
